Hacienda Alzola

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La Hacienda Alzola o de La Acequia, está situada al norte de Icod de los Vinos, al borde del camino denominado calzada de Alzola que desciende desde el centro de la localidad hasta su principal puerto de embarque, la caleta de San Marcos. Esta hacienda estaba situada en el comienzo de la zona de regadío compuesta por los valles de Las Cañas, Las Granaderas y San Felipe, regadas por la acequia del heredamiento de Los Príncipes, que estaba junto a la casona, de la que tomó su nombre, casa de La Acequia o Mayorazgo de La Acequia.
Su significación histórica la ha hecho merecedora de ser incluida en el ámbito de protección del Conjunto Histórico de Icod de los Vinos, declarado Bien de Interés Cultural.

EVOLUCIÓN HISTÓRICA

El origen de la presencia de Los Alzola en Tenerife se remonta a comienzos del XVI, cuando las hermanas Catalina y Leonor de Alzola se trasladan de Sevilla a Tenerife con su tío, el licenciado Alzola, fiscal del Santo Oficio. Ambas contraen matrimonio con dos propietarios de tierras en Icod de los Vinos, el capitán Gaspar Martín de Évora y su hermano Juan de Évora, descendientes del colono portugués Blas Martín, uno de los primeros pobladores de Icod. El patrimonio acumulado en la familia era extenso por esta circunstancia, pero se acrecentó de forma notable durante la primera mitad del siglo XVII, en el momento de mayor expansión del negocio vitícola en Tenerife.

Ya a mediados de esa centuria las dos ramas de la familia, representadas por los primos, el licenciado Francisco Alzola y el capitán Blas de Alzola, fundaron dos importantes mayorazgos en Icod de los Vinos (La Acequia y El Vizconde) que dieron lugar a las casas de los Alzola-Gallegos y de los Hoyo-Alzola (marqueses de San Andrés).

La hacienda que recibiría la denominación de Mayorazgo de la Acequia es producto de una acumulación de propiedades sucedida con el paso de los años y recogidas en el testamento del capitán Blas de Alzola de 1655. Con su primera esposa no tuvo descendencia, y tampoco con la segunda, Jerónima Arguijo y Soler, si bien esta había aportado al matrimonio una hacienda de viña en Daute, que el matrimonio vendió a doña Mariana de Fonte y Pagés, empleando el dinero obtenido en la compra de una viña en La Hoya (de San Felipe) que había sido del bisabuelo de don Blas de Alzola. Estas propiedades junto con las adquiridas por el capitán Blas de Alzola en Icod antes de su matrimonio, conformaron un nutrido patrimonio. 

Tras el matrimonio con su segunda esposa, el capitán Blas de Alzola siguió adquiriendo terrenos, pero a partir de entonces, concentrados en una zona concreta conocida como La Hoya, paraje que se correspondería con el perímetro de la Hacienda de La Acequia en el siglo XX, que más tarde se llamaría Hoya de San Felipe por la existencia de la ermita dedicada a San Felipe Neri fundada por el licenciado Gonzalo Báez en torno a 1651. Fueron estas propiedades de La Hoya las que formaron el núcleo de la Hacienda de La Acequia, que todavía en el último tercio del XVII no había adquirido ese nombre.

Al no tener descendencia, su sobrina Francisca de Alzola y Gallegos, casada con el capitán Jerónimo de Alzola (su primo), sería la sucesora del mayorazgo creado en 1655, quedando las propiedades dentro de la familia Alzola. Estos sí que tuvieron hijos, cinco. A esta propiedad, se sumó un pedazo de viña, casas y lagar y dula del agua, propiedad que constituiría la hacienda primitiva de La Acequia, en la calzada de Alzola, camino que bajaba desde el pueblo a la caleta de San Marcos. El matrimonio nombró como heredero de los dos mayorazgos a su cuarto hijo, don Bernardo Agustín de Alzola, casado con doña Juana Prieto del Hoyo y Ayala en 1674, quienes gracias a la cantidad de propiedades y extensión de sus mayorazgos, se convirtieron en los principales propietarios de la zona a fines del XVII.
La preponderancia de los Alzola en la sociedad de Icod de los Vinos desde fines del XVI quedó de manifiesto en la sucesión de las principales instituciones religiosas de la localidad. La primera de estas fundaciones religiosas se inició en 1599 cuando Juan de Alzola y Leonor de Torres suscribieron un contrato con la orden de San Agustín comprometiéndose a edificar la capilla mayor del convento; otra de las fundaciones fue la constitución del Arca de Misericordia de Icod en 1636, un pósito para el reparto de grano entre los labradores, fundación muy común en las áreas vitícolas donde el déficit de la producción de cereales precisaba de repartos anuales de grano entre los labradores para las tierras de pan sembrar. Debido a sus numerosos donativos para la edificación del convento de San Sebastián de Icod, la orden de San Agustín otorgó al capitán Blas de Alzola el patronato del convento, aunque también participó en el establecimiento del convento franciscano del Espíritu Santo de Icod, fundado en 1641, cuyo patronato recayó en su primo el licenciado Francisco de Alzola, título de patrono que posteriormente pasó a manos de la otra rama de la casa, los Hoyo-Alzola, marqueses de San Andrés. La fundación religiosa más tardía de los Alzola se llevó a cabo a comienzos del siglo XVIII y consistió en la edificación de la ermita de San Bernabé en el caserío de La Vega.

LOS ALZOLA Y EL HEREDAMIENTO DE LOS PRÍNCIPES

La acumulación de tierras de regadío en la zona costera de Icod pertenecientes a los Alzola, que se regaban con aguas del heredamiento de Los Príncipes los convirtió en representantes extraoficiales del heredamiento. En el siglo XVIII la hacienda se conocería con el nombre de La Acequia por pasar junto a las casas y ermita del heredamiento una de las acequias principales que conducía las aguas de riego hasta La Hoya, Valois y la Hacienda de San Felipe.
Ya en el siglo XVII las tierras que en origen se habían dedicado a la caña de azúcar pasan a dedicarse al viñedo, cultivando malvasía. Las conocidas “haciendas” se llamaban “heredades” o “suertes”, que eran lotes de tierra y derechos de uso de agua repartidos por el mayorazgo de los Príncipes.

Los datos de la producción en torno al primer cuarto del siglo XIX hablan de la importancia de esta hacienda, que junto con la producción de la hacienda Barranco del Bebedero proporcionaba al mayorazgo una vendimia bruta de algo más de 60 pipas de mosto malvasía.
Al morir la última descendiente directa de los fundadores del mayorazgo, doña Andrea de Alzola, en 1824 y un año después su heredero don Pedro Benítez de Lugo y Alzola, la propiedad del mayorazgo pasa a la hija segunda doña Magdalena Benítez de Lugo Alzola y Valcárcel, pasando por matrimonio a manos de la familia Urtusáustegui de La Orotava.

La platanera sustituirá a los terrenos de viñedo en época contemporánea, que en la Acequia suponen casi 7 hectáreas, quedando la vid relegada a escasos 100 metros cuadrados de terreno a mediados del siglo XX.
La ermita de San Juan Bautista que había en la propiedad de los Alzola ya no existía en el siglo XX. Por testimonios, la ermita podría haber estado junto a la casa principal, dando al camino Alzola, pudiendo quedar algún resto en los cimientos de la casa y en los jardines.
La casa conservada hoy es una construcción sencilla del siglo XX, de dos plantas, balcones al exterior con barandilla de hierro forjado, y tejado plano. Una escalera de acceso a la planta superior parte de uno de los balcones. La construcción original aún existía a mediados del siglo XX, y aún queda algún vestigio en la parte trasera de la fachada que vemos hoy.

¿Dónde está?

HORARIO

Edificación Privada,
no es posible su visita

DIRECCIÓN

Calle Alzola, 2, 38430, Santa Cruz de Tenerife

Proyecto de Empleo Subvencionado por el CABILDO INSULAR DE TENERIFE en el marco de programa MEDI FDCAN con la colaboracion del Excmo. Ayuntamiento de Icod de los Vinos y realizado por el equipo de Icod Sostenible 2022

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